El Agua mineral artesiana Virgen descansa en las profundidades del Cerro Arequita. Se le debe su nombre (Are, Cua, Tia) “Río de la Alta Cueva de Piedra”, a los Guaraníes, amerindios que habitaron este santuario natural en épocas pre-colombinas.
Muchas leyendas y pasiones se tejen en torno a este Cerro. Desde tiempos inmemoriales, el Arequita fue considerado como un lugar sagrado, y se dice que las ánimas del pasado siguen encantando este lugar místico, donde la paz, armonía, frescura y vitalidad invaden al visitante al llegar a estas tierras.
Uruguay posee uno de los más bajos niveles de contaminación en el mundo. Aquí, la naturaleza se halla en estado prístino como al principio de los tiempos preservando la pureza de nuestra agua.
La fuente artesiana descansa en las profundidades del cerro Arequita, una extraordinaria formación volcánica de 300 millones de años, considerada una rareza geológica por resistir la meteorización a través de las eras. Este santuario natural situado en una reserva ecológica, protege, purifica y mineraliza nuestra agua de una manera única
Esta excepcional formación volcánica de 300 millones de años, filtra, protege y mineraliza el Agua Virgen de las Ánimas de manera única, bridandole una virginalidad insuperable, libre de nitratos.
El viaje subterráneo que ha recorrido durante largos años las profundidades de la roca caliza, logra preservar la pureza del agua en el interior. Generosamente, como un presente, la roca le ha brindado al agua su carácter, logrando trasmitirle un perfecto equilibrio mineral que es claramente apreciable en el agua Virgen. Este camino milagroso sigue su recorrido vertical hacia el descanso por unos años más en su prístino estado, protegido de contaminación e impurezas.
El acuífero artesiano es una cámara confinada y presurizada debajo del nivel de la tierra que no tiene salida a la superficie ni contacto con otros acuíferos. Como resultado, el agua entra en contacto únicamente con la roca caliza, que lo guarda y nutre.
Allí descansa durante decenas de años, hasta que es extraída y directamente embotellada.
Y así, la Naturaleza filtra, nutre y equilibra perfectamente sus minerales y oligoelementos otorgándole una óptima virginalidad evidenciada por la ausencia de nitratos (contaminantes) que la hacen una de las aguas más ricas, livianas y puras del mundo. Un regalo de la naturaleza para nuestro deleite.
De la misma manera en el que el agua ha sido conservada en el acuífero es embotellada, en su fuente, en una planta ecológica de última generación.